miércoles, 28 de noviembre de 2012

¡Qué divertido es cocinar!





Las situaciones de la vida cotidiana y las experiencias de la vida diaria de los niños, conforman el punto de partida a partir del cual los individuos aprenden y construyen su conocimiento. Partir de experiencias cotidianas, como cocinar, y aprovecharlas para llevarlas al aula, puede convertirse en una actividad muy enriquecedora que fomenta el desarrollo integral de todos los niños y niñas.
Trabajar la cocina en la escuela puede surgir como un proyecto en sí mismo o como una actividad más de otro proyecto pero, en cualquier caso, debe tratarse de una experiencia que parta de los intereses, necesidades y deseos de los alumnos, y donde todos sean tenidos en cuenta independientemente de las características de cada uno.
Cuando hablamos de “cocinar en el aula”, no nos referimos a jugar a las cocinitas de manera simbólica, sino a actividades que impliquen que los niños y niñas cocinen de verdad, con un sentido y con una finalidad.  
Se trata de una actividad que tiene como principales objetivos trabajar la alimentación, hacer que los niños se sientan protagonistas y partícipes durante todo el proceso, fomentar las actitudes de colaboración, cooperación y trabajo colectivo, entender el error como paso necesario para aprender, y tomar conciencia de la importancia que tiene la organización y la estructuración de una serie de pasos o instrucciones para poder elaborar una determinada receta.
Gracias a esta actividad, se pretende que los niños tomen conciencia de la importancia de los hábitos de higiene, de salud y de consumo, así como de la estimular el interés por la comida sana y por los hábitos saludables.
Con esta dinámica, estamos demostrando la importancia que tiene la experimentación, la manipulación y el juego a la hora de construir un conocimiento mucho más reflexivo, complejo y razonado. Elaborar recetas, investigar el proceso de las comidas y cocinar de manera real, permite que los niños se vayan familiarizando con los diferentes ingredientes, con los utensilios necesarios, y con determinados conceptos y cualidades.
Se trata de una actividad globalizada (donde se trabajan las matemáticas, las habilidades comunicativas y orales, las ciencias sociales y naturales, la motricidad...) que fomenta el desarrollo integral de todos los aspectos y habilidades: motrices, comunicativas, afectivas, cognitivas, sociales…., ya que la experiencia permite incita a los alumnos a experimentar, investigar, probar, equivocarse, elaborar normas de manera consensuada, prever los posibles resultados y buscar soluciones de manera creativa. 

¡Dejemos el miedo a mancharnos las manos y hagamos con nuestros niños y niñas proyectos y actividades reales que partan de la vida cotidiana!